domingo, 15 de junio de 2014

Moda Eduardiana: El Frac

Ahora si, ya transitando la Era Eduardiana, compartiré la historia del frac.
Con motivo de recrear una cena de Gala en el período eduardiano, en el suntuoso Club Español de Buenos Aires, me propuse hacer mi propio frac, quería ver uno así en mi ropero desde hace tiempo, pues es indispensable para el vestuario de cualquier caballero amante de la etiqueta y la sociedad como Mr. Brummell- quien seguramente dispondría de uno o varios en el suyo- y como Sir Marmaduke, por supuesto.
La prenda apareció por primera vez en 1785, en la revista de moda francesa Cabinet de modes ou les modes nouvelles e hizo furor en la Francia revolucionaria. 
Al principio era una especie de jubón con los faldones ligeramente aplastados hacia detrás por la necesidad práctica de tener reunidos los extremos de la levita militar mediante dos botones. Los faldones se forraban de raso o seda negra, se colocaban en la espalda y dejaban libres las piernas. Con el tiempo se han alargado y estrechado; en el siglo XVIII llegaron hasta la rodilla con el bajo escuadrado, y durante la Belle Epoque abarcaban hasta la pantorrilla, acababan en punta y llegaban hasta el tobillo. Más adelante, se volvió a acortar bajo la pantorrilla; esta es la longitud actual.
Frac- 1893
El término en castellano es una adaptación del francés "fraque", que se cree que procede del alemán "frack" o del inglés "frock".Desde París se extendió a toda Europa, esto como consecuencia de la revolución francesa, cuando los modistos franceses se refugiaron en Londres y otras ciudades. A finales del siglo XVIII, la influencia inglesa ayudó a imponer el frac al propugnar la simplicidad de líneas, sin asimetrías, inspirada en la antigüedad clásica. Se componía de una chaqueta de manga larga, con solapas, faldones cortados en “cola de frac” y abotonadura en el delantero; por ella asomaba el cuello de batista de diferentes tejidos a contraste.
Desde su origen en la segunda mitad del siglo XVIII, evolucionó como parte del uniforme militar. A partir del Segundo Imperio Francés pasó a utilizarse en ceremonias y actos sociales de relevancia como un traje de uso civil derivado del uniforme militar, de carácter aristocrático. 
Durante el siglo XIX los colores del traje del hombre se volvieron cada vez más sombríos y los tejidos fueron más pesados y sin estampados marcados. De 1800 a 1830 fueron reconocidos el estilo del hombre inglés, que tenía la reputación de ser el mejor vestido de Europa, y la supremacía de la sastrería inglesa. 
A partir de mediados del siglo XIX, el frac adoptó el color negro,y el conjunto se compone esencialmente por: levita, pantalón, chaleco, camisa y moño o pajarita. Desde entonces es la indumentaria masculina de máxima etiqueta. Atuendo de gran gala que se utiliza generalmente de noche y en lugares cerrados. Justo para esta ocasión.
Encontré una imagen del patrón de una levita de frac en la web, y ayudado por un tutorial de sastrería moderna puse manos a la obra. 
Primero la corté en Fiselina, que es una tela sintética muy ordinaria, pero que no me apenaría recortar una y mil veces. Sin duda lo que me resultó mas complejo fue la vista del cuello realizada en seda negra (jamás había trabajado con una tela tan delicada en un cuello), y el chaleco, pues no solo el cuello era nuevo y complicado para mí, sino también que elegí un Jacquard de poliéster blanco con destellos brillantes que se enganchaba por todos lados, ni hablar al pasarlo por la máquina, tuve que coserlo con un papel de por medio.

La camisa, originalmente realizada para el evento de día eduardiano en batista blanca, la modifique para usarla en esta ocasión, ampliando el pecho almidonado, cambiando botones comunes por perlas, y quitando los de los puños y adaptándolos para el uso de gemelos , y cambiando el cuello desmontable de puntas curvas por uno de picos hacia arriba. 
Camisa
Para los pantalones resolví algo bastante práctico, o quizás estuve algo vago, y usé uno de un traje que ya tenía, como era de corte clásico sin pinzas, y cintura alta me pareció correcto usarlo. Además eran de la misma gabardina que compré para realizar la levita. La única licencia o problema es que no tenían los galones de raso laterales. (En las fotos del maniquí verán otro pantalón con rayas, pero no es el que usé, solo que el negro no entraba en el maniqui.)

Del chaleco ya les comenté los pormenores de su confección y el material elegido, salvo la espalda y forro en raso blanco. Si bien en este período ya se había instaurado la etiqueta de usar chaleco de piqué marfil (excepto para actos religiosos o académicos que se usa negro), no conseguí esta tela y busque alguna que me gustara y supliera a la anterior. Cuando vi el Jacquard quedé enamorado y algo tenía que hacerme con esa tela. Como complemento utilicé mi reloj de cadena, y mi moño o pajarita (este si lo consegui de piqué marfil en una casa de indumentaria para hombres).
Chaleco

Quedé muy complacido con la confección de la levita. La realicé en gabardina negra con vista de seda. Como el protocolo lo indica opté por una levita con espalda de cola abierta, corta al frente con doble fila de botones metálicos puestos oblicuamente. Vale aclarar que la chaqueta no tiene prendedura y los botones son ornamentales. Para completarla con la misma tela del chaleco realicé un pañuelo para el bolsillo.



Para terminar mi atuendo: zapatos negros, spats cortos de color blanco con botones negros y galera. 
Durante meses había estado dejando crecer mi barba, y por primera vez en mi vida logré lucir mi bigote al estilo Handlebar, aunque tuve que dejar algo de barba pues al día siguiente debía lucir mis prendas regencia y quería tener patillas.


Foto Alexandra Galeano Caycedo




2 comentarios:

  1. Sublime. Ahora soy un niño pero cuando sea mayor necesito tener un de estos en mi armario, aunque solo lo use para fotos

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    1. Gracias.Todo caballero debería tener uno. Ya llegará el día. Saludos Luis.

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