Mostrando las entradas con la etiqueta Dandy. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Dandy. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de noviembre de 2019

Breeches Regencia

Hoy les presento dos prendas que realicé este año para dos eventos diferentes, pero que formaban parte de un atuendo regencia. La diferencia entre ambos atuendos es que uno debía servir para el día o paseo, y el otro para un baile o gala.
Se trata de Breeches, en español sería algo así como "calzones" pero no se trata de la prenda  que actualmente se considera ropa interior, sino del antepasado directo de los pantalones actuales.
Es una prenda de vestir masculina que cubre el cuerpo desde la cintura hacia abajo, con coberturas separadas para cada pierna, que generalmente se extienden hasta debajo de la rodilla, aunque en algunos casos llegan a los tobillos. Normalmente se ajustaban a la pierna ya sea por botones, un cordón, o por una o más correas y hebillas o broches. 
Ilustraciones de "Costume Parisien"

Formaron parte del vestidor estándar masculino en occidente, dejado de usarse a mediados del siglo XIX en favor de los pantalones o prendas deportivas similares, como las usadas en equitación o esgrima, y perpetuándose como prenda de vestir de niños hasta mediados del siglo XX.
Uno de los principales motivos de que el uso de esta prenda decaiga se debe a que durante la Revolución Francesa, los Breeches ("culottes" en francés) fueron vistos como un símbolo de la nobleza. Los revolucionarios de clase baja se hicieron conocidos como sans-culottes ("sin calzones").
El Culotte , traje de la década de 1770, de la exhibición "Reigning Men: Fashion in Menswear, 1715–2015" (LACMA-Los Angeles County Museum of Art - MAAS Centre for Fashion)- 
"Sans-culotte", pintura de Louis Leopold Boilly 


Los Riding breeches o pantalones de montar fueron creados específicamente para actividades ecuestres, facilitando el movimiento y brindando mas comodidad al jinete. 

Retrato ecuestre del Príncipe Henry, Duque de Cumberland y Strathearn - David Morier,1765
Napoleón cruzando los Alpes - Bernard,Jacques-Louis David, 1801

Tradicionalmente eran ajustados en las piernas y se extendían hasta a la mitad de la pantorrilla donde se sujetaban con hebillas o cordones, y tenían una pronunciada abertura abotonada a través de los muslos que permitía la libertad de movimiento para el jinete. Antes de la invención del fly front (frente de bragueta que conocemos ahora abotonado o con cremallera), se usaban unas solapas abotonadas que cubrían la parte frontal. 
Calzones de seda - siglo XVIII - parte de un traje de novio. 
De la colección Ham House, Surrey. Imagen @National Trust.


Se usaron como traje de noche hasta la década de 1810 con abrigos de cola, y durante el día hasta la década de 1830, y aún un poco mas como traje de corte.

Los breeches aún se usan como parte de la librea, uniforme compuesto por una levita con chaleco, breeches cortos hasta la rodilla, y medias; actualmente lo emplean mayordomos y otros criados en ciertos actos oficiales y para ocasiones especiales en varias cortes europeas. 
Pajes y Cocheros con Librea y breeches, Prinsjesdag, Países Bajos, 2018.

Me basé en unos patrones que encontré, y en una ilustración de la que me gustó mucho el bordado en el frente de la prendedura.

Patrones e Ilustración de "Costume Parisien", 1810

Realizando algunas modificaciones de medidas y ajuste, realicé primero los breeches largos, parecidos a un pantalón.
Para ello elegí una tela de algodón de un tono entre beige y marrón claro, casi un color piel, que junto al blanco, era de los colores mas usados para esta prenda durante la Regencia.

Detalles de la prenda que realicé: 
bordado con cordón y solapas de prendedura

Para este atuendo realicé un chaleco de una tela imitación brocado color rosa con motivos florales, espalda de algodón con fuelle y cintas para ajustar por detrás. 

Tanto en cuello, bolsillos sastre y bordes, le hice un bordado con hilo dorado (tipo cola de rata) con un diseño inspirado en la moda del Imperio francés.

El atuendo se completó con el Froc Coat Regencia color Gris: la primer prenda recreacionista que confeccioné.


Tuve oportunidad de lucir el atuendo completo en la charla para reflexionar sobre la vestimenta utilizada en el período Independentista entre 1780 y 1825, a partir de nuestra experiencia como recreacionistas, realizada en el Museo Nacional de la Historia del Traje en la Ciudad de Buenos Aires, de la que ya hablé anteriormente.



Para el evento anual, y por otro lado celebración del décimo aniversario de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina, opté por usar un atuendo Regencia, y como se trataba de un Baile de Gala, confeccioné unos elegantes breeches, realizados en Moiré de seda blanco (muaré en español).


El moiré es​ un tipo particular de textil, tradicionalmente de seda (aunque hay también de algodón o fibra sintética), que posee una apariencia ondeante o fluctuante, gracias a los patrones geométricos formados por la estructura misma del tejido.
Moiré de seda

Al ser un textil delicado y blanco, decidí forrar el interior con raso blanco para evitar que trasluciera. La solapas internas de la bragueta también las realicé en raso blanco. Todos los botones están forrados con Moiré, y le agregué bordados con cordón blanco similares a los anteriores, pero con mas detalles.

Además de los detalles de bordado y botones forrados en el frente, agregué un bolsillo para el reloj, una apertura lateral con abotonadura y correas con hebillas color cobre para ajustar en la pierna, por encima de la pantorrilla, y en la espalda a la altura de la cintura.

El atuendo se completó con el chaleco rosa y el froc coat Gris, al igual que el anterior.

Ambos atuendos fueron complementados por un fob que realicé con furnituras como cadenas y engarces plateados, perlas artificiales, canutillos peltre y un medallón al que le pinté un retrato miniatura de un caballero con un perro.

Como comenté anteriormente tuve oportunidad de lucir este atuendo en el Baile en el que se celebró el décimo aniversario de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina, realizado el 17 de noviembre, en un salón en el barrio porteño de San Telmo.


martes, 9 de julio de 2019

Charla en el Museo de la Historia del Traje



Una hermosa actividad la que compartimos días antes de un nuevo aniversario de la Independencia de nuestro país, Argentina, en el Museo Nacional de la Historia del Traje en la Ciudad de Buenos Aires, donde nos convocaron para brindar una charla para reflexionar sobre la vestimenta utilizada en el período Independentista entre 1780 y 1825, a partir de nuestra experiencia como recreacionistas.

Flyer difundido por el Museo de Historia del traje en las redes como comunicación del evento 

En el marco de la charla denominada "Mitos y Verdades sobre el 9 de Julio de 1816, por la Sociedad Victoriana Augusta Argentina", realizada el día Sábado 6 de Julio a las 16:00 hs, y luego de una breve presentación de nuestra Asociación Cultural y explicar acerca de que se trata la recreación histórica, expusimos una síntesis de nuestros estudios e investigaciones sobre la moda de ese período, desmitificando conceptos erróneos arraigados en la sociedad a partir de imágenes propuestas por libros y revistas destinadas a un publico infanto-juvenil acerca de las prendas que usaban damas y caballeros de esa época. Aun en actos escolares se continúa representando incoherentemente a las "damas antiguas" con crinolinas y grandes peinetones, elementos de modas posteriones al período que se pretende presentar(la crinolina de mediados de siglo XIX y los peinetones propios de la moda rioplatense de la época de la Confederación).


Mediante nuestra recreación de la moda y una presentación compuesta de gráficos conceptuales, líneas de tiempo, citas de textos testimoniales de la época  y fotografías de litografías y grabados de la época, intentamos dar una imágen históricamente correcta a la concurrencia acerca de la moda Regencia/Imperio que se usaba durante ese período, y los tintes locales que se manifestaban tales como el rebozo femenino (mantilla con la que se envolvían las damas sobre la cabeza, sin una peineta),el traje negro de Iglesia de clara influencia hispana, la aparición del pantalón masculino contra los calzones propios de la moda colonial, y el rol que cumplía la vestimenta para los diferentes actores sociales.


Compartimos citas , por ejemplo, sobre Belgrano, y el cuidado que daba a su atuendo, digno de un Dandy:

"El General Belgrano hacía ostentación de costumbres e ideas enteramente republicanas... vestía como un subalterno, y el ajuar de su caballo no se diferenciaba de otro cualquiera. Cuando en el año 16 volvió al ejercito luego de su viaje a Londres había variado; vino decidido por la forma monárquica, sus maneras eran algo aristocráticas, y vestía como un elegante de París o Londres." -Según relata el General José María Paz en sus "Memorias"- "En los años 1812, 13 y 14, el general Belgrano vestía del modo mas sencillo, hasta la montura de su caballo rozaba la mezquindad. Cuando Volvió de Europa, en 1816, era todo lo contrario, pues aunque vestía sin relumbres, de que no gustaba generalmente, era con un esmero no menor del que pone en su tocador el elegante mas refinado, sin descuidar la perfumería."(*1)

Y también observaciones de viajeros, como John Barber Beaumont (*2) o del francés Alcides d'Orbigny, llegado a Buenos Aires en 1827, dando testimonio de las nuevas tendencias de la época en lo que a indumentaria se refiere:

"Los sastres y las modistas son todos ingleses o franceses. Sobre todo, lo son los trajes para ambos sexos, y siempre al mismo gusto, con algunos meses de atrazo, porque al menos necesitan el tiempo necesario para la travesía". (*3)

En un sentido mas amplio se habló sobre costumbres de la vida cotidiana, las tertulias y saraos como espacios sociales, el rol de la mujer durante esa época y como todas esto se reflejó en la vestimenta.


Al finalizar la charla muchos de los asistentes se nos acercaron para ahondar mas sobre algún tema, exponer algunas preguntas mas y sobre todo felicitarnos por la labor de dar a conocer nuestra historia a partir de la recreación, sin una gran motivación para seguir adelante con esta tarea que emprendimos desde Augusta Argentina hace ya una década.


(*1) Cita de Gral. PAZ, José María. "Memorias", extraída del libro "Que tenían puesto. La moda en la Historia Argentina" de BALMACEDA, Daniel, Editorial Sudamericana, 2018. 
(*2) BEAUMONT, John Barber. "Travels in Buenos Ayres, and the adjacent provinces of the Río de la Plata", London, James Ridgway, 1828.
(*3) D'ORBIGNY, Alcides. "Voyage pittoresque dans les deux Ameriques", publicado en París en 1836.



martes, 14 de febrero de 2017

Beau Brummell:This Charming Man

El fin de semana aproveché para volver a ver la película Beau Brummell:This Charming Man (2006) de Philippa Lowthorpe, que según recordaba no me había gustado mucho, esta vez dejó una impresión mas agradable.
Screenshot de Beau Brummell:This Charming Man (2006)
James Purefoy como Beau Brummell.

Dejando de lado los aspectos que no me habían gustado como una producción un poco pobre, un guión débil, pocos planos generales que capten la atmósfera Georgiana y un vestuario improlijo que resulta imperdonable en un biopic del Dandy por excelencia, me dispuse a disfrutar de este intento por retratar a Brummell, y su legado a la moda masculina.
 Beau Brummell:This Charming Man (2006) de Philippa Lowthorpe
Portada de la edición en DVD 

Encuadrada en el género drama biográfico, esta película para TV, se centra en los años de auge y decadencia de George "Beau" Brummell, presentado como un ingenioso caballero inglés sin dinero, que mantiene un sofisticado estilo de vida en el barrio londinense de Mayfair junto a su fiel sirviente, el cocinero Robinson. 
Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006) 
Enfrentamiento callejero por la moda entre Brummell, Robinson y "Fops" 
(término peyorativo para un hombre estúpido excesivamente preocupado por su apariencia)

Gracias a lograr trabar amistad con el poco popular Príncipe Regente y heredero hannoveriano George, Príncipe de Gales, mantiene a sus acreedores lejos de él, incluso concediéndole créditos sin condiciones, y proclamando el invento de Brummel en lo que a moda refiere: el dandismo.
Tras aconsejar al Príncipe George -caracterizado con los excesos de la época: pelucas y maquillaje, colores extravagantes y prendas sobrecargadas- sobre su traje de boda (que se muestra incorrectamente en la película como un vestido ceremonial) es designado como su consejero sartorial real , ahora dandificado.

Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006) 
Izquierda arriba: Hugh Bonneville como el Príncipe Regente, abajo: Brummell asesorando al Príncipe
Derecha: El Príncipe "dandificado" tras Brummell.

Sus hábitos personales, su atención obsesiva a la higiene dental, el afeitado y el baño diario sirve de influencia a los estratos mas altos de la sociedad, que comienzan a imitarlo. El Príncipe y sus amigos comienzan a frecuentar el vestidor de Brummell,para ser testigos del desarrollo de su largo toilette matutino. En la escena se pueden ver detalles de como se vestía un caballero y las prendas que componían su vestidor, además del detalle que se daba al anudado del cravat.
Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006) 

Gracias a esta íntima amistad y gozar del favor real, y la influencia de sus amigos ricos miembros del Watier's Club , apodado "The Dandy Club" por Byron, como el Marqués de Worcester, Lord Charles Manners y Richard Meyer (extrañamente en la película se les da esos nombres, pero sus socios en este Club eran Lord Alvanley, Henry Mildmay y Henry Pierrepoint, todos del círculo del Príncipe), comienza a gastar y apostar como si su fortuna fuera tan amplia como la de ellos. Tal desembolso agota rápidamente su capital, dificultando mantener su estilo de vida, aunque su posición prominente en la sociedad todavía le permita flotar una línea de crédito.
Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006) 
Izquierda: "The Dandy Club"- Derecha: al centro, Matthew Rhys como Lord Byron

Una escena de las que mas disfruté fue en la que durante una reunión del "The Dandy Club", se compara el atuendo y la postura de un "Fop"(término peyorativo para un hombre estúpido excesivamente preocupado por su apariencia) y un Dandy como epítome de la elegancia masculina.
Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006)
Justin Salinger como Richard Meyer

La escena se puede ver en este enlace: 

A medida que crece su fama, la relación con el Príncipe se torna mas tensa, manifestando su desaprobación luego de que Brummell comience a frecuentar a Lord Byron.
Haciendo caso omiso a las advertencias del Príncipe, entabla una intima amistad Lord Byron, caracterizado en esta oportunidad como un ser turbio y vicioso, formando un triangulo amoroso con su amante Julia,  y luego de un episodio en el que insulta públicamente al Príncipe, ya Regente, acaba por perder el favor real, dejándolo proscrito y endeudado. Solicita un préstamo grande a los miembros de su club e incluso roba a su sirviente Robinson, y se dá a la fuga. Tras apostar,  perder y despilfarrar todo regresa a Londres, donde incapaz de pagar el préstamo es expulsado de su club, abandonado por Robinson, y desaparece(sabemos que rumbo a su exilio en Calais, Francia) tras ser perseguido por acreedores y repudiado por la sociedad en plena función teatral, al mejor estilo Marquesa de Merteuil en el final de Relaciones Peligrosas(1988) de Stephen Frears.
Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006)

Como en toda película basada en hechos reales, algo de cierto hay en la trama, como la escena de la cena en la que Brummell le falta el respeto al Príncipe , y aunque no se porque motivo se cambian los nombres de los personajes, también se recrea el episodio en el que el Príncipe Regente saluda a Alvanley y Pierrepoint en un evento, omitiendo a saludar a Mildmay y Brummell, provocando el desafortunado comentario: "Alvanley, ¿quién es tu amigo, el gordo?" 
Screenshots de Beau Brummell:This Charming Man (2006)
Escena en la que Brummell pronuncia el desafortunado comentario

Esto significaría el final de la relación entre Brummell y el Príncipe que se había abierto en 1811, cuando se convirtió en Regente y comenzó a abandonar a todos sus viejos amigos Whig. Normalmente, la pérdida del favor real a un favorito significaba la ruina social, pero Brummell se valió tanto de la aprobación y la amistad de otros líderes de los círculos de moda para mantener su estilo de vida por un tiempo mas(como Lord Alvanley, el Duque de Beaufort o el Marques de Worcester, quienes lo patrocinaron durante un tiempo en su exilio).Por fortuna evita escenas de su exilio y muerte, que sabemos son lamentables.

A pesar de resultarme una película sombría desde su estética, ciertas escenas despertaron mi curiosidad y la pregunta de "¿habrá sido así?": Cuestiones de modales y tratos entre un Caballero y el Príncipe Regente durante sus conversaciones dignas de un episodio de "What not to wear", o la curiosa escena de la Toilette con espectadores a modo de tutorial de "How to look like a Dandy".

Es una película recomendable si se ve desde el interés que despierta este singular personaje, su vida y relaciones, dejando entrever algunas de sus máximas de estilo, que aunque saben a poco resulta mucho mas ameno que leer "El tratado de la vida elegante" de Balzac, en la que el autor imagina una entrevista con Brummell, quizás tan ficticia como el guión de esta película.

Datos de la película

Beau Brummell:This Charming Man (2006)
Duración 80 min.
País Gran Bretaña
Director Philippa Lowthorpe
Guión Simon Bent

Reparto
James Purefoy - Beau Brummell
Hugh Bonneville - Prince Regent
Philip Davis - Master Servant Robinson
Matthew Rhys - Lord Byron
Zoe Telford - Julia
Justin Salinger - Meyler
Ian Kelly - Robert Manners
Nick Richards - Snuff Merchant
Nicholas Rowe - Charles Manners
Jonathan Aris - Marquis of Worcester

sábado, 11 de octubre de 2014

Dandi Argentino: Lucio V. Mansilla


Y pasó la feria del libro por Córdoba, pero no sin dejarme algunas horas de buena compañía… o al menos de lectura.
Me refiero a “El gran libro del dandismo”, una compilación Editora Mardulce, que reúne el “Tratado de la vida elegante” de Honoré de Balzac, “El pintor de la vida moderna” de Baudelaire, y “Del dandismo y de George Brummell” de J.A. Barbey d’Aurevilly, prologado por mi estimado Alan Pauls.

Lo cierto es que si bien aún no he avanzado demasiado con la lectura, y aunque el “Tratado” de Balzac me está deleitando, me llamó poderosamente la atención una cita de Lucio Mansilla en el prólogo de la edición: “Soy el hombre de mi facha y de mi fecha”. Imposible no poder indagar un poco mas sobre este personaje, que al parecer es uno de los pocos Dandis criollos reconocidos.
Lucio V. Mansilla - daguerrotipo

Lucio Victorio Mansilla, hijo de Lucio Mansilla, guerrero de la independencia argentina y militar federal destacado en las luchas civiles del litoral, y de Agustina Ortiz de Rosas “La belleza de la Federación”- la hermana menor del “Restaurador” Juan Manuel de Rosas-, nace el 23 de diciembre de 1831. 

Lucio Norberto Mansilla (Oleo de Goulu) - Agustina Ortiz de Rosas de Mansilla (Óleo de García del Molino)

Mansilla pertenecía al linaje de estancieros dueños del país -y, sobre todo, de su provincia más rica, Buenos Aires-, señores feudales de horca y cuchillo, apenas atemperados sus excesos por la lenta infiltración de usos y costumbres de los dos países rectores de Europa, o sea, del mundo en el siglo XIX: Inglaterra y Francia.
Agustina Rosas de Mansilla, con su hijo Lucio-Acuarela de Enrique Pellegrini, 1835

Sus primeros años trascurrirían en Buenos Aires, allí realizará sus primeros estudios Una educación fundamentada, como era de rigor entonces, en las humanidades clásicas, pero bastante dispersa, y el ya apuntado rango social lo llevaban a ser un gran señor dedicado, como quería su padre, al comercio de carnes, producción básica de las vastas posesiones familiares.
Ya en su adolescencia se involucra en algunos romances- que incluyen intentos de fuga y retiros en casa de sus tíos en el interior para alejarlo de estos idilios, en uno de los cuales enamora a una de sus primas- que terminarán por enviarlo al asiento militar de su padre, y a la edad de 17 años a un viaje de negocios a India en el que se sabe hizo de todo menos los negocios que le encargaron. 
Luego siguió su viaje a Egipto, hasta el Cairo, y luego Europa. En París, se dedica a la vida galante, y comienza a redactar un diario desde 1850, más tarde utilizaría estos recuerdos en sus famosas Causeries.
Un año después decide regresar a Buenos Aires, porque le llegan noticias inquietantes a cerca de la inminente caída de Rosas y teme por su familia.

"Desembarcó -informa su biógrafo, Enrique Popolizzio- luciendo vestimenta extraña y fastuosa: pantalones angostísimos, llamativa levita muy larga, sombrero de copa alta, reluciente y puntiaguda". Desde el puerto, una turba de chiquilines asombrados y burlones lo sigue hasta la casa paterna, en la esquina de las actuales Suipacha y Alsina. No habían visto nada, todavía. Para ir a saludar al tío Juan Manuel y a la prima hermana Manuelita, en la residencia de Palermo, el dandi porteño se vistió así: pantalón gris perla, levita azul, chaleco rojo (naturalmente) con botones de esmalte, corbata de raso azul, de doce vueltas, alfiler de zafiro, botas angostas de charol, guantes amarillos y la famosa galera de felpa.
"Mama" Agustina le sugirió usar, en vez del zafiro, un alfiler con la cabeza de Minerva labrada en coral; Lucio Victorio la prendió en la solapa, manifestando así, desde temprano, su desdén de las convenciones y su certeza de que la moda la impondría él. Su propia moda, claro.
Es de imaginar la sorpresa que atuendo semejante provocó en el cortejo que escoltaba a Manuelita. Estas excentricidades le valdrían el mote de algunos de “Dandy” e incluso “principe de las pampas”.




Retrato de Manuela Rosas- 
Óleo de Prilidiano Pueyrredón(1851)

La caída de Rosas no sólo perturbó las finanzas familiares. Lucio Mansilla padre, guerrero de la Independencia y honorable defensor en la Vuelta de Obligado frente a las escuadras combinadas de Francia e Inglaterra, resolvió alejarse por un tiempo de las costas del Plata y emprendió viaje a España con su hijo mayor. Del exilio guardará Lucio hijo el recuerdo de las veladas con los colegas de su padre que habían intervenido en la guerra contra Napoleón. Soldados encallecidos que evocaban sin tapujos, con la franca contundencia de la lengua española, los horrores de la contienda, tal como los registró Goya para siempre. De Madrid fueron a París, y allí los argentinos conocieron y trataron al inminente Napoleón III, todavía presidente de una Francia que se ponía mansamente a sus pies, y a su cortejada, la bella Eugenia de Montijo. Quiere la leyenda que Mansilla padre haya aconsejado a la noble andaluza aceptar la oferta matrimonial del emperador.


Ya reinstalado en Buenos Aires contrae matrimonio, con su prima de Chascomús, Catalina de Rosas y Almada, el 18 de septiembre de 1853. Por entonces se dedicará al perdiosimo, participará de la vida política argentina y a la diplomacia, llegando a Diputado, y se incorpora al ejército como Capitán, lo que no le impide continuar su labor periódística y sus inquietudes intelectuales, escribiendo un “Reglamento para el ejercicio y maniobras del Ejército Argentino”, una década después decide probar suerte en el teatro con “Gull o Una venganza africana”( pieza que obtuvo un éxito extraordinario), y en colaboración con su íntimo amigo Domingo Sarmiento traduce “París en América”.

Lo fascinaban los inventos, los avances de la técnica, las exploraciones de continentes todavía vírgenes. Una curiosidad ilimitada espoleaba a su poderosa inteligencia. Hijo de su tiempo, se interesó tanto por la presunta ciencia de la frenología -reconocimiento del carácter de una persona por las características de su cráneo- como por la electricidad, la incipiente investigación del átomo, las andanzas de los espiritistas. Más que la naturaleza, las artes (cuya reina era, para él, la pintura), la física, la química, lo atraían las personas.

Militar y diplomático, El General Mansilla trata de establecer la paz con las tribus ranqueles, lleva a cavo con éxito la misión encomendada por Sarmiento de estirar las fronteras hasta Río Quinto. Mansilla lucha por la incorporación de los indígenas a la vida civilizada, de estas experiencias surge su libro más famoso “Una excursión a los indios ranqueles”.

De uno de sus viajes a Europa recordará la exclamación de una dama francesa:"¡Qué hermoso debe de ser con sus plumas!", cuando le informaron que el caballero, tan apuesto y elegante, que en aquella fiesta en París le había llamado la atención hasta el punto de requerir -discretamente- sus datos, era un militar argentino. Vaya imagen tenían en Europa de Argentina -poblada de salvajes, como las alegorías y tapices que decoraban los muros de sus palacios-, y que sorpresa encontrar semejante embajador.
Su vida continúa como una novela: en medio de la peste de 1871 es atacado a balazos por uno de sus ex ayudantes, es nombrado intendente militar de Córdoba y San Luis, y luego gobernador de Chaco, se bate a duelo (dando muerte a su contendiente con un balazo en el corazón), enferma y viaja a Argel, es encarcelado por enfrentar a Roca (a quien había apoyado en su campaña presidencial), siempre brillando en la sociedad porteña por su encanto personal y elegancia. Protagonista absoluto de todo lo que escribió, encarnación suprema del narcisimo, y transgresor: muchas veces lo traicionaba el impulso irresistible de imponer su criterio por encima de normas y leyes, convencionales, si se quiere, pero vigentes. Aún en su faceta militar cubría su siempre impecable uniforme reglamentario con una capa de paño rojo que destacaba su individualidad y elegancia.



En los ’90 repartirá su tiempo entre París y Buenos Aires, la Argentina ya no es el país dirigido por las minorías selectas que fueron el circulo de sus amistades, y verá como se desvanecen sus anhelos políticos. Aún, fiel a su espíritu de Romántico escribe sus memorias, se enamora de Mónica Torromé (una viuda de sociedad a quien dobla la edad) con quien se casa en Westminster, y hasta es uno de los aventureros que practica ciclismo.


El fotógrafo de moda por entonces, el inglés Witcomb, lo retrató, mediante un truco con espejos, sentado a una mesa en animada conversación consigo mismo. ¡Cuánto le habrá complacido al general esa reiteración de elegantes, idénticos Mansillas, cuatro o cinco, contándose y volviéndose a contar las infinitas anécdotas de una vida increíblemente rica en peripecias, en aventuras, en personajes curiosos!





En París vuelve a la vida social, y luego de idas y venidas a Buenos Aires, permanece en Francia desde donde remite sus crónicas a El Diario de Láinez y concluye sus Memorias, y allí fallece el 8 de octubre de 1913.


Un personaje fascinante este que estoy conociendo y que antes solo me sonaba como el nombre de una calle. El único problema es que ahora me dan ganas de leer sus Causeries y suspender a Balzac-Baudelaire-Barbey dÁurevilly.



Del material que encontré en la web,y que he incluído en esta publicación, el artículo "Lucio Victorio Mansilla, el príncipe de las pampas" de Ernesto Schoo para La Nación.com, me pareció simplemente maravilloso y recomiendo su lectura.

Fuentes:
http://web.clarin.com/ciudades/Lucio-Mansilla-dandi-nacional_0_544145702.html
http://www.lanacion.com.ar/215876-lucio-victorio-mansilla-el-principe-de-las-pampas
http://www.lanacion.com.ar/1632161-dandismo-la-actitud-como-una-obra-de-arte
http://es.wikipedia.org/wiki/Lucio_V._Mansilla

domingo, 15 de junio de 2014

Solo sé ...que no soy un "Incroyable"

Por estos días ando con una crisis de identidad victoriana, considerando cambiarle el nombre a mi alter-ego, Sir Marmaduke, por el de Mr. D.H.Granham (con quien compartiría iniciales, muy conveniente a la hora de grabar gemelos y bordar monogramas).
El primer nombre lo elegí en honor a un personaje literario que me agrada, pero lo cierto es que el espíritu de aventura que lo caracteriza no creo que vaya demasiado con mi personalidad, y por otro lado me siento mucho mas cómodo siendo un "míster" burgués mas que un aristocrático "Sir".
Así es que aún con esa duda, si tengo bastante claro que mantendré su origen británico, un poco en honor a Brummell, y otro poco porque es la moda que más me agrada: no se si seré un dandy, pero es seguro que no me gustaría ser un Incroyable a la manera francesa.
Mientras tacho y reescribo listas de posibles nombres, como padre que espera a su primer hijo y no sabe como nombrar, aprovecharé este post para hablar un poco de los Incroyables.

Contemporáneo al dandy británico, esta figura aparece en los últimos años del siglo XVIII aunque a diferencia del dandy su origen tiene un pronunciado acento en aspectos socio-políticos.
Los Incroyables (increíbles) y sus contrapartes femeninas, las Merveilleuses (maravillosas), eran miembros de una subcultura de moda aristocrática parisina en el período comprendido entre la República francesa y el Directorio, permaneciendo en boga hasta el Imperio Francés de Napoleón Bonaparte.

Incroyable et Merveilleuse

Tras la Reacción de Termidor en 1794, la caída de Robespierre y el fin del período de la República Francesa de dominio de los jacobinos, la Revolución ya no era ese atractivo proyecto de liberación humana, pues había puesto la razón al servicio del despotismo y la crueldad. Esta valoración alcanzó también a sus modelos sociales, a sus gustos y su indumentaria, contrapuesta a la austeridad revolucionaria, apareciéndo así los incroyables (también conocidos como "inconcebibles" o "inimaginables"): nouveaux riches que respondían a la uniformidad revolucionaria con la distinción. Se trataba de burgueses, especuladores y comerciantes enriquecidos con la Revolución a través de la venta de armas y préstamos de dinero. Este grupo además de influir en el vestir, lo hizo también en la política y las artes de la época.

Surgieron de los muscadins, un término para bandas callejeras de jóvenes- llamados así por el uso excesivo del almizcle (musk), aroma intenso utilizado como base de muchos perfumes- que fueron comunes en París desde 1793 , siendo importantes en política durante unos dos años debido a sus ideas antijacobinas y por la violencia que ejercieron. 
Muscadins/ Incroyables

Engolados y elitistas, despreciaban la Revolución y en particular a los desalineados sans-culottes (mote usado para designar miembros de las clases sociales más bajas o populares - típicamente eran quienes realizaban labores manuales- al principio de forma despectiva y exhibido posteriormente por ellos mismos con orgullo, excluyendo a la burguesía acomodada dado que el término era sinónimo de “desarrapados”) a los que hacían responsables de los excesos del sistema. Fueron famosas sus violentas disputas, para ello iban provistos de bastones que utilizaban como arma, a los que denominaban su "poder ejecutivo".
Sans-culotte

Los muscadins derivaron rápidamente hacia una estética más recargada, cual era la de los Incroyables, ya con un rol mas social que político. 
Incroyables

Los Incroyables empezaron a crear tendencias de moda en ropa y actitudes que hoy pueden parecer exageradas, afectadas o incluso decadentes, vistiendo trajes excéntricos: grandes aretes, chaquetas verdes (el verde no era un color bien visto durante la revolución), pantalones tipo calzas cortas y ajustadas a la pierna (similares al culotte aristocrático), corbatas enormes a veces con varios nudos, gruesas gafas y sombreros exagerados o altos bicornios, largas melenas a la altura del hombro, levantado a veces por la espalda. Algunos ostentaban grandes monóculos, y con frecuencia afectaban un ceceo y a veces una postura encorvada como de jorobados. 

1810-Les-Modernes-Incroyables

Recurrían a todo este artificio como respuesta al naturalismo y simplicidad revolucionaria, optando por el exceso y la desmesura, recibiendo al nuevo régimen con un brote de lujo, decadencia e incluso tontería. 

Al finalizar este período, la sociedad dio un giro hacia algo más sobrio y modesto. La llegada de Napoleón derivó hacía una mentalidad bastante mas conservadora, y además de censurar en repetidas ocasiones las licencias afectivas de este grupo, se apresuró, una vez coronado Emperador, a restaurar unos modelos en el vestido de corte más protocolar y conservador, que conocemos como estilo Imperio, similar a la moda Regencia.

Así es que, pelado como estoy, no es de extrañar que no optara por un nombre francés al momento de elegir mi alter ego del siglo XIX, y si una peluca me parece excesiva, ni hablar de la joroba, que no creo que me siente mejor.


Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Incroyables_et_Merveilleuses
http://www.lacasamundo.com/2012/11/moda-de-la-revolucion-merveilleuses.html