Aprovechando el fin de semana del aniversario de la Independencia Argentina, además de brindar colaboración con el Museo de Historia del Traje mediante una charla de la que he hablado en otro posteo, decidimos realizar una salida eduardiana al día siguiente para compartir una merienda en Villa Grampa.
Ya sin las presiones y autoexigencias del día anterior durante la charla, nos aprontamos a disfrutar de un paseo dominical el 7 de Julio.
El punto de encuentro fué en la concurrida esquina de Avenida Corrientes y Carlos Pellegrini, donde nos recogería un micro para emprender la excursión a la casona situada en el Barrio de Temperley.
El punto de encuentro fué en la concurrida esquina de Avenida Corrientes y Carlos Pellegrini, donde nos recogería un micro para emprender la excursión a la casona situada en el Barrio de Temperley.
Miembros de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina durante la visita a Villa Grampa
Villa Grampa, arquitectónicamente, es una de las casonas más deslumbrantes de la provincia de Buenos Aires. Pero también es un lugar cargado de la historia familiar de sus habitantes, además de elementos de uso cotidiano de hace un siglo atrás que se mantienen intactos, como si no hubiera pasado el tiempo.
Esta residencia, situada en General Paz 405, en pleno corazón de Temperley, perteneció a Bernardo Grampa y actualmente sigue en propiedad de sus descendientes.
Fue construida en un cuarto de manzana a partir de 1910, en el lapso de cuatro años, por los arquitectos Marchesoti y Bressan, como una réplica exacta de una villa italiana renacentista. Y ahora forma parte del patrimonio histórico y cultural de Lomas de Zamora.
Bernardo Grampa, dedicado al negocio de la construcción y ya con “una pequeña fortuna”, había llegado a Argentina en 1886 proveniente de Lago di Como, Italia, junto a su esposa María Julia. Se estableció en el barrio porteño de La Boca, donde abrió un corralón de materiales. Posteriormente, debido a los reiterados brotes de la fiebre amarilla que asolaban a la población de la ciudad de Buenos Aires causando incertidumbre y temor, decidió alejarse hacia el sur de la provincia. Fue entonces cuando recaló en Temperley, un típico barrio inglés que progresaba junto al desarrollo del ferrocarril, el cual le permitió expandir la distribución del carbón vegetal.
Tuvo 6 hijos, después nietos y biznietos, a los que no le faltaron espacios para corretear libremente. La casona tiene una planta baja con 8 habitaciones, toilette y cocina, mientras que el primer piso posee 7 habitaciones y dos baños. Todo el mobiliario, cerramientos y adornos fueron traídos especialmente de Europa por catálogo, y hoy la propiedad se mantiene con su magnitud y esplendor como hace 100 años.
Actualmente abre sus puertas al público, previa cita, para recorrer sus jardines e interiores, conocer su historia relatada por sus actuales propietarios , bisnietos de Bernardo Grampa, y luego disfrutar de una merienda en el gran salón y un show lírico.
Miembros de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina durante la visita a Villa Grampa
Gran Salón de Villa Grampa, dispuesto para la merienda
Con la mantelería y vajilla original de época del 1900, disfrutamos de una deliciosa merienda que incluyó tortas, sandwiches y otras delicias caseras.
El dúo Tenoreon, formado por la soprano Claudia Piccolo y el tenor Marcelo Torreblanca, tuvo a cargo un hermoso espectáculo lírico, interpretando arias de ópera, canzonettas napolitanas y zarzuelas, y amenizando la reunión entretenidas anécdotas que dieron testimonio de su experiencia.
Miembros de la Sociedad Victoriana Augusta Argentina junto al dúo Tenoreon
Resultó otra hermosa oportunidad para visitar parte de la historia social Argentina, esta vez relatada por una casa y sus habitantes.
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