De la moda del período victoriano y sobre todo del contexto en el que se desarrolla, ya he hablado en otros posteos, por lo que me remito al mismo:
http://traslospasosdebeaubrummell.blogspot.com.ar/2014/06/epoca-victoriana-y-la-moda-masculina-de.html
Puntualizaré en la moda de este período en el que el atuendo masculino, al igual que sucedía con la moda femenina, se va a volver más sobrio, sencillo y funcional que las prendas precedentes del período romántico. Desaparecen las cinturas estrechas, las espaldas almohadilladas, los calzones o las levitas con grandes faldones para dar paso a líneas menos marcadas, colores más oscuros - se considera muy poco elegante vestir en tonos llamativos- y diseños más discretos.
Moda masculina, 1848
Si consideramos que este período se caracteriza por la industrialización cabe destacar la influencia de las nuevas máquinas y procesos de fabricación, y los principales actores sociales propios de esta sociedad industrial: el profesional y el respetable burgués. No obstante la sobriedad de la indumentaria de la época victoriana, hacia 1840 siguen existiendo los dandis, pero son vistos como reliquias del pasado: la figura preeminente en la sociedad inglesa de la década es la del respetable burgués, que no desea llamar la atención sino presentar un aspecto respetable en todo momento y lugar.
Las prendas para la moda masculina presentan las mismas opciones respecto a la década anterior: frac para la tarde- noche, redingote durante el día, que luego irá cayendo en desuso de acuerdo avance el siglo, tras la aparición en 1859 de la chaqueta como prenda de interior y para 1869 ya se había consolidado como prendas de mañana o paseo, y de la aceptación del Chaqué como prenda de día.
La máquina de coser potenció la ropa de confección, y la proliferación de manuales de costura con patrones multiplicó los estilos de prendas.
El desarrollo de la industria textil y las nuevas maquinas permitieron crear tejidos y combinaciones de color mas complejos.
La chistera o sombrero con copa alta, icono de la época, es convertida desde 1940’s en un símbolo de estatus para el hombre burgués. La chistera expresaba respetabilidad, opulencia, dignidad y posición social, se extiendió a todas las clases sociales y se utilizaba en todo momento (excepto en el campo, se usaba en ocasiones un sombrero informal de copa baja).
Vestuario de la película "The Invisible Woman" a cargo de Michael O'Connor(2013)
Mientras la ropa formal para hombre se tornó menos colorida, excepto en prendas como los chalecos brillantes que proporcionaban un toque de color o las batas de casa que poseían a menudo ricos bordados orientales. Así el tiempo de ocio fue el refugio de combinaciones y contrastes de color originales: complementos bordados, lujosas telas de forro, o desenfadados pantalones de rayas o cuadros.
Lejos de sus obligaciones profesionales, los caballeros se permitían lucir materiales y prendas importados o adquiridos en sus viajes ya fuera en el exterior o en su casa, sumado a un gusto por lo exótico desarrollado por la gran variedad de productos importados de oriente provenientes del vasto Imperio Británico.
Las batas de casa acolchadas eran ideales para el descanso hogareño y se llevaban sobre una camisa y un pantalón de traje, o sobre un pijama a juego.
Bata de casa y gorro de interior, 1845-1850 EE.UU.
La chistera o sombrero con copa alta, icono de la época, es convertida desde 1940’s en un símbolo de estatus para el hombre burgués. La chistera expresaba respetabilidad, opulencia, dignidad y posición social, se extiendió a todas las clases sociales y se utilizaba en todo momento (excepto en el campo, se usaba en ocasiones un sombrero informal de copa baja).
Se pensaba que, con su alta copa brindaba al hombre más estatura social y económica; al principio de la época la copa era muy alta, pero progresivamente iría disminuyendo de tamaño. Generalmente estaban realizados en castor, fieltro o seda.
En 1840 Antoine Gibus perfeccionó la versión plegable de la alta chistera, convirtiéndose en el preferido para acompañar el conjunto masculino utilizado después de las seis de la tarde. Denominado como “chapeau claque” o “gibus hat” resultaba muy cómodo para las veladas en las que el sombrero debía desaparecer de las cabezas, una vez bajo techo. Ya podría llevarse bajo el brazo, estando de pié o colocado al lado de las butacas de la ópera o el teatro.
Chapeau claque
Las camisas de volantes desaparecieron, aunque en los primeros años todavía se usaban durante la noche; algunos autores afirman que el romanticismo como estilo literario y artístico dejó su ‘huella’ en el traje masculino con la incorporación de volantes en la pechera de la camisa. No obstante, esta costumbre se observó antes de que el estilo mencionado inundara la espiritualidad de la época victoriana inicial. En los años 1840’s el uso de volantes en la camisa era poco común y las normas exigían que la pechera fuera lisa, adornada solamente por finos pliegues planchados y perfectamente estirados. Para lograr la máxima rigidez del pecho de la camisa, algunos utilizaron un sistema que permitía a la prenda ser ajustada por medio de un botón, a la cintura del pantalón.
En estos años aparecen también los puños ‘a la vista’ por las mangas del frac, algo que deriva que éstos estén perfectamente limpios y planchados. Como también debían estar los cuellos, altos, pero ya sin la longitud que tenían en los años precedentes.
El cuello de las camisas seguía llevándose subido hasta las mejillas.
A partir de 1840 las corbatas, cravats y moños, en busca de una solución más práctica para su colocación, se vuelven mas pequeñas, y comienzan a ser formadas por una tira ancha que se anuda atrás a la cual se le agrega el lazo ya hecho al frente con una tira más fina, algo que dará paso, años después, a las corbatas ‘hechas’.
Los pantalones eran más ceñidos aún si cabía que en el periodo anterior, y usualmente llevaban una tira que se enganchaba debajo del empeine; en general, estaban confeccionados del mismo tejido que la chaqueta, y fueron muy populares las telas escocesas para el invierno y el dril para el verano.
Quizás la innovación mas llamativa de esta prenda sea la bragueta recta con botonadura oculta que sustituye al alzapón en los pantalones.
Moda masculina, 1840
La moda. Historia del traje en Europa desde los orígenes del cristianismo hasta nuestros días de Max Von Bohen, con un estudio preliminar del Marqués de Lozoya (Ed. Salvat. Barcelona-1928-1944)
Moda- Historia y estilos- Edición a cargo de Caryn Franklin (Ed. Dorling Kindersley- Cosar-2012)
http://vestuarioescenico.wordpress.com
¡Hola Hernán!
ResponderBorrarTras leer esta entrada, casi me dan ganas de retomar mi atuendo de 1840. Y digo "casi" ya que el siglo XIX sigue sin terminar de atraerme a pesar de ser una época muy común en esto del recreacionismo. Deseando estoy de ver lo que estás haciendo, por el momento lo que has mostrado me tiene lleno de admiración.
¡Un abrazo enorme!
Siiiii!!! Back to the nineteenth century!!! Si con esto te doy un poco de ganas veré de postear mas cosas para convencerte! jajaja!!! Abrazos!!!
Borrar¡Jajaja! Ahora me temo que no tengo ni tiempo ni presupuesto para la recreación. El traje de hidalgo todavía lo tengo sin terminar, como para retomar el vestuario romántico...
BorrarPero el traje de hidalgo te está quedando un espectáculo!!! y bueno, si no es ahora será en otro momento, lo bueno es que el siglo XIX siempre estará ahí esperándonos para revisitarlo.
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