martes, 1 de julio de 2014

Octava Reunión SVA Argentina - Recreación Período Victoriano 1868 a 1876

Habiendo ya presentado los atuendos correspondientes a la moda masculina de este último período victoriano, relataré en lo que consisitió la recreación histórica de un fin de semana de ocio.
Desde la ciudad de Córdoba, como punto de reunión, partimos a la localidad de Río Ceballos, donde recrearíamos el período de 1868 a 1876, correspondiente a la moda femenina del polisón. 

En esta oportunidad asistimos al evento Miss Megan O’Conner y Su servidor, Sir Marmaduke, quienes auspiciamos de anfitriones cordobeses, infaltable y perfecta - como siempre-Lady Evangeline Gordon, la ingeniosa Doña Mariana Calvo y su amiga, una recién llegada a la sociedad: la encantadora Mademoiselle Tatiana Fiodorovna.
Esas tierras de Río Ceballos están pobladas de historia , otrora habitadas por aborígenes Sanavirones y Comechingones que las llamaban Ministalalo, extintos hacia el siglo XVII, a causa de la lucha entre tribus (pues eran pueblos belicosos), la ocupación de colonos y el mestizaje con los criollos. El lugar fue también llamado Estancia San Isidro o Isquitipie por los naturales. Con la llegada de los conquistadores, por herencias o ventas, se concretan divisiones de tierras permitiendo un paulatino y creciente número de construcciones. Si bien no tiene una fecha de fundación exacta, su establecimiento se relaciona con Juan de Ceballos, que dio origen al pueblo en el año 1830 sobre la base de un antiguo asentamiento de los comechingones y el caserío de colonos y criollos de crecimiento espontáneo. 
El asentamiento con carácter de aldea no fue trazado previamente como otras ciudades. Por la proximidad a Córdoba y su paisaje serrano, a partir de las primeras décadas del siglo XX se transforma en una de las Villas serranas más elegida como centro turístico, siendo uno de los primeros centros turísticos de la provincia. Si bien no evoluciono a la par de otras ciudades quedan en el pueblo como testimonio de aquella época algunas edificaciones enmarcadas en el “Pintoresquismo” que proponía una valorización de lo “pictórico” en relación a aquellas Arquitecturas ligadas fuertemente con lo paisajístico, retoma lenguajes arquitectónicos provenzales y medievales, de acento regionalista y folclórico que aportaron una buena cuota de descontractura compositiva a los cánones vigentes. Ejemplo de esta arquitectura es el lugar que elegimos para realizar el evento: El hotel Los Pinos, en estilo Alpino-Suizo. Este estilo de arquitectura fue uno de los lenguajes elegidos en la mayoría de los centros vacacionales o recreativos de gran parte de Europa durante la segunda mitad del siglo XIX, y llegarían estos ecos posteriormente a América.
Postal de grupo frente al Hotel

El sol del mediodía nos recibió en los jardines del Hotel, y tras acomodarnos en nuestras habitaciones, nos convocamos en el Hall para ambientarnos en la época que recrearíamos , allí, Miss Megan O´Conner y yo auspiciamos de anfitriones, entregando a nuestras excelentes invitadas un programa del evento donde coordinamos las actividades que realizaríamos posteriormente y reseñamos la época. 

Hablamos de aquellos eventos significativos de la época a nivel político, artístico, científico y tecnológico, de los modales de la sociedad y de personajes singulares de la época: Miss Megan nos presentó a Annie Besant para enriquecer el panorama y la influencia que la mujer ejercía en la época.

Con las nociones de etiqueta compartidas partimos al jardín nuevamente con nuestras cestas rebosantes de alimentos para desarrollar el almuerzo al aire libre, el sol de la tarde prometía un picnic encantador.

Habíamos llevado juegos como la lotería, la perinola y naipes para amenizar el almuerzo, pero la charla y luego un recorrido por los alrededores del hotel ocuparon nuestro tiempo. 

A tal punto nos entretuvimos que para la merienda tuvimos que marcharnos a la galería del hotel pues ya había bajado el sol, y el frío invernal comenzaba a hacerse sentir.
Luego nos retiramos nuevamente a nuestras habitaciones para descanzar unos minutos y comenzar a prepararnos para la cena.
Ya por la noche nos reunimos en el comedor, junto al imponente hogar a leña, ataviados con prendas para la ocasión (debo decir que las damas estaban verdaderamente hermosas y elegantes: puras visiones descendiendo las escaleras y recorriendo los salones en sus trajes de noche).


Tras compartir unas pechugas de pollo con vegetales salteados, vino rosado y natillas de postre, realizamos un juego de adivinanzas de personajes del siglo XIX. 

El momento emotivo llegaría luego, pues coincidentemente celebramos el cumpleaños de Doña Mariana, y entre el pastel y los brindis, las palabras de alegría y agradecimiento que nos dedicó, nos conmovieron inexpresablemente. Ciertamente será un cumpleaños que todos recordaremos por siempre.



Otro entretenimiento de esta tertulia llegaría de mi mano, ya entrada la noche. Como un pequeño homenaje a Charlotte Brontë, y específicamente a su obra Jane Eyre (1847), improvisé un disfraz de gitana, y como Rochester en la novela me dispuse a adivinar la buenaventura de las damas mediante las cartas del Tarot. Doña Mariana se animó a enfrentarse a los Arcanos… y no sería de caballero decir mas, solo que le auguré mucha mejor providencia que Rochester a Blanche Ingram. Unas charlas mas y a medida que las copas se secaban la charla fue menguando por el cansancio del viaje y las actividades realizadas durante el día, asique nos retiramos a descansar hasta el día siguiente.

El domingo amaneció algo más frío y un poco más nublado que el día anterior, razón por la cual decidimos dejar el paseo y excursión fotográfica para realizar por la tarde y destinamos la mañana a realizar talleres junto a la calidez del hogar del hotel.
Tras compartir el desayuno, improvisamos un pequeño taller de pintura, y nos adentramos en la realización de lo que bien podría ser el tatarabuelo del cine: El Taumatropo.


Tras una introducción acerca de lo populares que fueron como entretenimientos durante la época victoriana los juguetes ópticos basados en el principio de la persistencia de la visión de Peter Mark Roget a cerca de que todo movimiento de podía descomponer en una serie de imágenes fijas, y recordar el Taumatropo de Jhon Ayrton París (1825), el Phenakitoscopio de Joseph Plateau(1832), el Zootropo de William Horner, el Praxinoscopio de Emile Reynaud, el Kinetoscopio de Thomas Alva Edison y por último el Cinematógrafo de Louis y August Lumiere, pusimos manos a la obra para realizar nuestros propios Taumatropos, que consiste en un disco con imágenes distintas en cada una de sus caras, el que queda suspendido entre dos cordones, que al hacerlos girar a gran velocidad crean una ilusión óptica aunando ambas imágenes. Tomando como modelos las series de The thaumatropical amusement de Paris de 1825 y Le Jeu du Thaumatrope con litografias de Mauchair Dacier de 1891, nos dispusimos a realizar nuestras propias creaciones.

Tras el almuerzo y una sobremesa encantadora, salimos de paseo por la ciudad, rumbo a un curso de agua del Río Ceballos en cercanías del hotel a realizar una excursión de fotografías y disfrutar del sol.
Surgieron historias, divertidos chismes y postales encantadoras y evocadoras, protegidas bajo las sombrillas de las damas, y en eso se fue la tarde.


Por el frío de la tarde y el hecho de que yo comencé a manifestar algunos síntomas de resfrío, decidimos posponer el taller de Aguada, que habíamos programado para realizar durante el paseo, pues uno de los géneros mas cultivados por los acuarelistas es el de la pintura al aire libre. Asi es que retornamos al hotel, y ya despojados de nuestros atuendos victorianos, merendamos y realizamos un último taller sobre Moda del Siglo XIX, donde compartimos nuestras dudas y conocimientos en estos menesteres, y ayudados por una línea de tiempo hablamos de crinolinas, faldas y uniformes militares, así como de nuestras expectativas para futuros eventos de recreación de nuestra querida Sociedad.
Tras despedirnos de los dueños del Hotel que hicieron de nuestra estradía una delicia, regresamos a Córdoba, y ya en el departamento de Miss Megan llegaron los comentarios y despedidas. Quizás sea por haber compartido dos días completos, casi todo el tiempo recreando el siglo XIX, y convivido en un mismo espacio me hizo vivir con mas intensidad el evento, y el recuerdo es mucho mas emotivo, como los sueños de otras vidas pasadas que anhelamos y se confundían con algunas cosas que nos sucedieron en estos dos días. Espero que todas las asistentes hayan disfrutado tanto como yo de cada momento, por mi parte hice lo posible por hacerlas sentir bienvenidas, cómodas y demostrarles mi afecto, respeto y alegría por su visita.
Eché de menos a los ausentes, lamentando las razones por las que no pudieron asistir, pero más aun disfruté cada momento con quienes me acompañaron en esta oportunidad a visitar un nuevo período de esta vieja época que amamos.

Podrán ver mas crónicas de este evento en:
http://www.sociedadaugusta.com/AUGUSTA/viewtopic.php?f=16&t=5652